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Los doce paneles, magníficamente diseñados, muestran una realidad cada día más frecuente y quieren sensibilizar a los alumnos de la importancia del despilfarro alimentario y su repercusión en el planeta. La desnutrición crónica que sufren 800 millones de personas tiene que ver con un tipo de desarrollo contaminante y derrochador. Ver el mundo como “casa común” es un desafío.

El foco de atención está en la paradoja sobre la abundancia que se vive en nuestras sociedades desarrolladas.  Esto nos permite ser conscientes de que si el mundo tiene la capacidad para producir alimentos suficientes para alimentar adecuadamente a todos. No se consigue. ¿Por qué?

Los contenidos que  aporta la exposición son de gran ayuda para ampliar los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que aporten valor a los logros en el proceso educativo que beneficiará al conjunto de la sociedad, y a cada uno en particular.

Una exposición que marcará un hito en la formación de estos alumnos, pues no es un tema para que otros lo solucionen, es algo que empieza por cada uno. Medir mis necesidades más con el estómago, que con la vista, para no tener despilfarrar los alimentos.